sábado, 31 de octubre de 2015

El Arte de la Guerra (Sun Tzu)

   Las claves de "El Arte de la Guerra" de Sun Tzu. La idea fundamental que subyace en este tratado va más allá de la guerra porque es un libro para comprender las raíces de un conflicto o problema y buscar una solución. Está plenamente vigente ya que se pueden sustituir las palabras "ejército" por "empresa" y "armamento" por "recursos", por citar algunos ejemplos.
   La filosofía de este tratado se basa en dos principios fundamentales:
1.- El arte de la guerra se basa en el engaño.
2.- El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar.

-Sobre la evaluación:
La guerra es de vital importancia para el Estado; es el dominio de la vida o la muerte, el camino hacia la supervivencia o la pérdida del Imperio.

-Sobre el inicio de las acciones:
Nunca es beneficioso para un país dejar que una operación militar se prolongue por mucho tiempo.
Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas, así pues, lo más importante en una operación militar es la victoria y no la persistencia ya que un ejército es como el fuego: si no lo apagas se consumirá por sí mismo.

-Sobre las proposiciones de la victoria y la derrota:
Es mejor conservar a un enemigo que destruirlo.
La victoria completa se produce cuando el ejército no lucha, la ciudad no es asediada, la destrucción no se prolonga durante mucho tiempo y, en cada caso, el enemigo es vencido por el empleo de la estrategia.
Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro. Si no conoces a los demás pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra. Si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.
Si eres capaz de ver lo sutil y de darte cuenta de lo oculto, irrumpiendo antes del orden de batalla, la victoria así obtenida será una victoria fácil.
Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después. Un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después.

-Sobre lo lleno y lo vacío:
Los buenos guerreros hacen que los adversarios vengan a ellos y, de ningún modo se dejan atraer fuera de su fortaleza.
Cuando los adversarios llegan para atacarte, no luchas con ellos sino que estableces un cambio estratégico para confundirlos y llenarlos de incertidumbre.
Haz que los adversarios vean como extraordinario lo que es ordinario para ti y viceversa. Esto es inducir al enemigo a efectuar una formación y, una vez vista la formación del adversario, concentra tus tropas contra él. Como tu formación no está a la vista pero la de tu contrincante sí, éste dividirá con toda seguridad sus fuerzas.
La victoria en la guerra no es repetitiva, adapta su forma, no hay dos formas de victorias iguales.

-Sobre el enfrentamiento directo e indirecto:
La dificultad de la lucha armada es hacer cercanas las distancias largas y convertir los problemas en ventajas.
Un ejército perece si no está equipado, si no tiene provisiones o si no tiene dinero.
Para ocupar un lugar divide a tus tropas; para expandir tu territorio divide los beneficios.
No persigas a tu enemigo cuando finja una retirada ni ataques tropas expertas. Espera.
No presiones a un enemigo desesperado.

-Sobre los nueve cambios:
Los generales que conocen las variables posibles para aprovecharse del terreno, saben cómo manejar las fuerzas armadas.
Cansa a los enemigos manteniéndolos ocupados y no dejándoles respirar.
El beneficio y el daño son interdependientes y han de tenerse en cuenta.
Si puedes recordar siempre el peligro cuando estés a salvo y el caos en tiempo de orden, permanece atento al peligro y al caos mientras todavía no tengan forma y evítalos antes de que se presenten. Ésta es la mejor estrategia de todas.

-Sobre la distribución de los medios:
Las maniobras militares son el resultado de los planes y las estrategias en la manera más ventajosa de ganar. Determinan la movilidad y la efectividad de las tropas.
Si los emisarios del enemigo pronuncian palabras humildes mientras que éste incrementa sus preparativos de guerra, quiere decir que va a avanzar. Cuando se pronuncian palabras altisonantes y se avanza ostentosamente es señal de que el enemigo se va a retirar.
El enemigo que actúa aisladamente, que carece de estrategia y que toma a la ligera a sus adversarios, inevitablemente acabará siendo derrotado.
Cuando las órdenes se dan de manera clara, sencilla y consecuente a las tropas, éstas las aceptan. Si son razonables, justas, claras y consecuentes, entonces existe una satisfacción recíproca entre el líder y el grupo.

-Sobre la topografía:
Las seis maneras de ser derrotado: no calibrar el número de fuerzas, ausencia de un sistema claro de recompensas y castigos, insuficiencia de entrenamiento, pasión irracional, ineficacia de la ley y el orden, fallo de no seleccionar a los soldados fuertes y resueltos.
Cuando las leyes de la guerra señalan una victoria segura es claramente apropiado entablar batalla incluso si el gobierno ha dado órdenes de no atacar. Si las leyes de la guerra no indican una victoria segura, es adecuado no entrar en batalla aunque el gobierno haya dado la orden de atacar.
Es vital que los movimientos de tus tropas y la preparación de tus planes sean insondables. Si no tienen otra opción, tus tropas lucharán hasta el final en cualquier situación y terreno.

-Sobre el arte de atacar por el fuego:
Cinco clases: quemar a las personas, quemar los suministros, quemar el equipo, quemar los almacenes y quemar las armas.
En general, el fuego se utiliza para sembrar la confusión en el enemigo y así poder atacarle.

Sura (Azora) LXVII - En Nombre del Dios Clemente y Misericordioso

1. Bendito sea aquel en cuya mano está el imperio y que es Omnipotente.

2. El es el que ha creado la muerte y la vida para ver quién de vosotros obraba mejor. Es el Poderoso, el Indulgente.

3. Él ha formado los siete cielos colocados unos sobre otros. No hallarás ninguna
imperfección en la creación del Misericordioso. Levanta los ojos hacia el firmamento;
¿ves en él una sola hendidura?

4. Levántalos dos veces más, y tus miradas volverán a ti frustradas y fatigadas.

5. Hemos ornado el cielo más inmediato a este mundo de antorchas; las hemos colocado
en él a fin de rechazar a los demonios, para los cuales hemos preparado los braseros del
infierno.

6. Los que no creen en Dios recibirán el castigo de la gehena. ¡Qué horrible mansión!

7. Cuando sean precipitados en ella, te oirán rugir, y el fuego arderá con fuerza.

8. Poco falta para que el infierno estalle de furor: siempre que se precipite en él a una
multitud de infieles, los guardianes del infierno les gritarán: ¿No había ido a predicaros
ningún apóstol?

9. -Sí, responderán; apareció un apóstol en medio de nosotros; pero le hemos tratado de impostor, le hemos dicho: Dios no te ha revelado nada. Estáis en un torpe error.

10. Dirán: Si hubiésemos escuchado, si hubiésemos reflexionado, no seríamos arrojados
en este brasero.

11. Harán la confesión de sus crímenes. Lejos de aquí, oh vosotros, habitantes del
infierno.

12. Los que temen a su Señor en el fondo de su corazón obtendrán el perdón de sus
pecados y una recompenses generosa.

13. Comunicad vuestras palabras en secreto o entregadlos a todos. Dios conoce lo que los
corazones encierran. Dios conoce lo que encierran los corazones.

14. ¿Y cómo no lo ha de conocer el que lo ha creado todo, el Sutil (que lo penetra todo),
el Instruido?

15. Él es el que os ha allanado la tierra. Caminad a través de sus playas y alimentaos con
lo que Dios os concede. Seréis resucitados para volver hacia él.

16. ¿Estáis seguros de que el que está en los cielos no abrirá la tierra a vuestro paso? Ya
tiembla.

17. ¿Estáis seguros de que el que está en los cielos no enviará contra vosotros un huracán
que lance piedras? Entonces sabréis lo que son mis advertencias.

18. Otros pueblos anteriores acusaban a sus profetas de mentiras. ¡Qué terrible fue mi ira!

19. ¿No ven a los pájaros sobre sus cabezas desplegar y recoger sus alas? ¿Quién los
sostiene en los aires, más que el Misericordioso? Lo ve todo.

20. ¿Quién es el que puede sustituir a un ejército y socorreros contra el Misericordioso?
En verdad, los infieles están en una ceguera.

21. ¿Quién es el que os dará el alimento si Dios lo retiene? Y, sin embargo, persisten en
su maldad y huyen de la verdad.

22. El hombre que se arrastra labrando la tierra con su frente ¿va mejor guiado que el que
camina derecho por el sendero recto?

23. Di: Es él el que os ha creado, el que os ha dado oído, vista y corazones capaces de
sentir. ¡Pocos hombres le dan acciones de gracias!

24. Di: Él es el que os ha diseminado por la tierra y el que os reunirá algún día.

25. ¿Cuándo se cumplirán, pues, esas amenazas?, preguntan; decidlo, si sois verídicos.

26. Responde: Dios sólo tiene conocimiento de ello; yo no soy más que amonestador
encargado de advertir abiertamente.
27. Pero cuando vean el castigo de cerca, sus caras se nublarán. Se les dirá: He aquí lo
que preguntabais.

28. Di: ¿Qué os parece? Ora que Dios me haga morir a mí y a los que me siguen, ores que
tenga piedad de nosotros, ¿quién protegerá a los infieles contra el castigo terrible?

29. Di: Él es el Misericordioso; creemos en él y ponemos en él nuestra confianza. Algún
día sabréis quién está en el error.

30. Di: ¿Qué os parece? Si mañana absorbe la tierra todas las aguas, ¿quién hará brotar
agua corriente y límpida?