El infinito, lo
infinito, infinitud… Un concepto tan abstracto como práctico, y no me refiero
ni me referiré al concepto filosófico que ya ha sido tratado por infinidad
(parafraseándome a mí mismo…) de filósofos destacando a Descartes o Kant. Infinidad
numerable, como diría un antiguo profesor mío… que, la verdad, no sabía muy
bien de lo que hablaba.
La parte no
filosófica del concepto, es decir, la parte científica, también ha sido
ampliamente tratada por incuestionables mentes privilegiadas como Euclides,
Einstein o Hawking y, esta parte científica, rechaza, como no podía ser de otra
manera, la sinergia entre infinito y Dios, cualquier dios, porque ahí se entra
en un intangible como es la fe, propia de cada persona, y la ciencia está por
encima de subjetividades.
¿Qué puede ser
infinito y qué no puede serlo? Teniendo en cuenta que es un concepto negativo,
con todos los “males” que eso conlleva (infinito se define como todo lo que no
es finito) y trayendo un poco a colación la entrada anterior `Silencio´ o la
entrada `El Frío No Existe´ (buscar en el blog…), se podrían plantear algunos
conceptos sustantivos como posibles candidatos a cumplir esa definición tan
engorrosa como, por ejemplo, el tiempo, el espacio, los números (¿cuáles?,
¿todos?, ¿algunos?), dejando de lado, como ya he comentado, la parte
filosófica.
Está claro que los
conjuntos de números sobre los que se basan la matemática y la física son
infinitos por el simple hecho de que siempre existe un número mayor del
planteado, ya sea un número real, natural, primo, entero, complejo, de
Mersenne, racional, irracional,… cualquiera, porque se construyen así
precisamente y porque se basa esa construcción en la axiomática ZF+C, teniendo
en cuenta que existen distintos tipos de infinito relacionados con esta parte
púramente técnica. La “C” se refiere a Axiom Choice, el axioma de elección, que
tantos dolores de cabeza ha traído y trae por la cuestión de la elección sobre
conjuntos de infinitos elementos: ¿cuál elijo de entre las infinitas
posibilidades?, ¿por qué ese y no otro?
El espacio es un
sustantivo que se presta a la infinitud porque, desde el Big Bang, se está expandiendo
teniendo en cuenta la constante de Hubble (es positiva, por lo que el universo
no se contrae desde la explosión inicial) pero la ciencia actual no puede
despejar la duda sobre su infinitud o no, es algo que se escapa a los límites
del ser humano y, no por eso, se puede afirmar lo contrario, evidentemente.
El tiempo es otro
sustantivo que no puede medirse, con la ciencia actual, en términos de finitud
o infinitud aunque Einstein consiguió de forma brillantísima relacionarlo con
la materia, obviamente finita. Tampoco se sabe con certeza absoluta si el
tiempo es lineal ni se puede afirmar lo contrario. Son cuestiones que se
escapan al entendimiento de las leyes físicas actuales.
Con estas
brevísimas pinceladas, la idea de infinito, ya sea como sustantivo o como
adjetivo, implica la actuación del ser humano en un entorno para el que no fue
concebido, es decir, el ser humano no ha logrado contestar ciertas preguntas
básicas sobre el entorno de su existencia, ya sean físicas, palpables o
abstractas como la infinitud porque no es, precisamente, un ente abstracto, no
es un meta-ser que podría usar meta-lenguajes que resolvieran dichas
cuestiones, tanto las meramente físicas y de existencia como las filosóficas.