lunes, 7 de noviembre de 2016

Silencio

   ¿Qué es el silencio? No en cuanto a concepto técnico, fácil de describir o definir: el silencio es la ausencia de sonido. Pero esta definición, como todas las definiciones negativas de otro concepto, no ofrece información sobre el concepto a definir sino sobre el concepto antagónico, en este caso, el sonido. Ejemplos válidos sobre esta argumentación son el concepto de infinito (lo que no es finito) o el concepto de frío (ausencia o falta de calor).
   La línea argumental de esta entrada no pretende referirse a las definiciones técnicas ni físicas, todo lo contrario, trata de aclarar el concepto filosófico del término en cuestión dejando al lector que saque sus propias conclusiones con las pinceladas básicas (y personales) que siguen a continuación.
   El ser humano no está preparado para vivir en ausencia del sonido ya que éste implica la capacidad de comunicación y, por tanto, el desarrollo social del individuo y su capacidad de crecer como persona dentro del contexto social común. La ausencia de sonido exterior al individuo de forma involuntaria es sinónima de reclusión o rechazo por parte de una comunidad hacia una o varias personas y la ausencia de sonido de forma voluntaria indica reflexión y razonamiento, previos a la búsqueda de la máxima eficiencia ante problemáticas sociales complejas. Pero esos silencios, buscados o no, nunca son absolutos ni tan siquiera en personas sordas porque, éstas, sienten o "escuchan" su propia respiración y los latidos de su corazón por ser la persona un binomio cuerpo-mente indisoluble. La ausencia de sonido como concepto técnico nunca es absoluta, tan solo es una aproximación al igual que, de forma práctica, sucede con los conceptos de frío o infinito.
   Nos acercamos pues al concepto puro filosófico del silencio y este es sinónimo de ausencia de vida, ya que la vida es movimiento, es comunicación, es sonido. La ausencia de vida, como concepto, es la muerte. El silencio filosófico es equivalente a la muerte, donde no existe movimiento, ni comunicación ni sonido.
   Merece la pena pararse en estas breves frases y analizar (reflexionar mediante ese silencio voluntario) el concepto del silencio de esta forma filosófica y no como la negación de un concepto puro porque la idea de esta entrada es esa, tratar de estimular en el lector la percepción de lo que nos rodea cotidianamente, el sonido o sonidos y la aproximación a la ausencia de ellos en términos no técnicos buscando analizar, de forma autónoma, y sacar conclusiones.