Don Fernando
Arrabal es el loco más cuerdo de este mundo de pantomima y egocentrismos en el
que vivimos/habitamos/sufrimos día tras día arrastrando nuestra supervivencia
entre escasos momentos felices de locura y paranoia post-moderna. Cada
entrevista suya es una explosión orgásmica de primaveras verborréicas, de
locuras sanas, de ocultar traumas mentales, y todo eso teniendo en cuenta que
el noble señor viste y calza 82 años, bendito ancianito.
Este señor nos
regaló el momento más loco y buñuelista de la historia de la televisión con
aquella entrevista/diálogo en la plenitud de su delirio etílico. Algo para
enmarcar y absolutamente atemporal cuyo visionado es de imperiosa obligación.
No recuerdo la temática, ni la lírica ni las posturas semánticas/sintácticas/lógicas de los
contertulios pero sí recuerdo aquel menudo hombrecillo vestido con un jersey/rebeca de
los que se llevaban en la época, dos o tres tallas más grande que su menuda
persona, con las gafas a lo loco y el pelo alborotado y con esa actitud del “puntillo”
en la que se suelta todo lo que viene a la mente y más. Son imágenes para el
recuerdo con risas calladas, de una televisión inocente y cercana donde daba
gusto estar sentado frente al televisor sin necesidad de cambiar de canal, esa
televisión pre-zaping.
En contrapartida,
estaban esos programas serios y ajustados cual ceñido corsé que no deja
respirar pero que eran muy interesantes y educativos. El más representativo fue
el programa-debate “La Clave” con José Luis Balbín, que congregaba a doctos
tertulianos intelectuales reunidos en una suerte de escenario abierto encabezado por el señor
Balbín, en el que debatían alguna temática concreta posterior al visionado de
una película basada en dicho tema a tratar. Mi corta edad de aquel entonces no
me permitía entender algunas de las cosas debatidas por aquellas mentes
pensantes y bien vestidas pero recuerdo que alucinaba con aquel programa que acababa a las tantas y media. Pero, eso sí, los sábados por la mañana estaba delante del televisor para ver/admirar “La Bola de
Cristal”, otro gran clásico cuyo visionado actual es enorme a través del bendito youtube.
¿Qué tienen en
común el señor Arrabal y el programa “La Clave”? Que eran debates de personas
muy cultas, educadas y con sentido de la decencia. Aquella televisión ya no
existe para desgracia de los que la disfrutábamos. En la actualidad existe otro
tipo de televisión dirigida al vulgo, al espectador no-pensante, a la oveja que
se deja llevar, al consumista y al retrasado, es decir, a la gran mayoría de la población de este y otros países.
Quiero que vuelva
ese aire fresco de don Fernando Arrabal sin saber bien lo que salía de su boca
y discutiendo en un estado de no-sobriedad evidente y quiero que vuelva “La
Clave” para que haya debates de alto nivel sobre temas interesantes y que en
éstos no se metan los unos con los otros y que dejen hablar a cada tertuliano y
que exponga sus argumentos sin ser interrumpido tal y como sucedía en el
programa del señor Balbín y tal y como no sucede en la televisión actual.
Don Fernando
Arrabal no está loco y, si lo está, es el loco más cuerdo que conozco porque es
un loco sin maldad, con inocencia en la mirada, respetando para ser respetado
y, evidentemente, un referente literario actual y con más sabiduría y experiencia que muchos
que se jactan de tenerla.