domingo, 17 de abril de 2016

¿Un Teorema Fácil?



   La idea básica del resultado que presento en esta entrada es muy simple e intuitiva: estando en el plano habitual euclídeo (puede ser una hoja de papel donde la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta), se trata de transformar un polígono en otro que tenga la misma área y en un número finito de pasos. Por ejemplo, un cuadrado pintado en el papel puede cortarse en trozos de tal manera que, reordenados, obtengamos un triángulo con la misma área. Si extendemos esta idea tan intuitiva y visual a la forma general de los polígonos obtenidos a partir de otros cortados en trozos de forma finita y con simples traslaciones y rotaciones, nombramos este razonamiento como el Teorema de Wallace-Bolyai-Gerwien aunque se le conoce más comúnmente como el Teorema de Bolyai-Gerwein.
   Lo que más me gusta de este teorema es que es totalmente constructivo, es decir, se engloba en la axiomática de Zermelo-Fraenkel sin el uso del Axioma de Elección, un axioma tan potente como polémico que nos disgusta a, por desgracia, pocos matemáticos (una prueba de su uso está en mi famosa entrada de la Solución al Rompecabezas Más Difícil (famosa por el número de visitas que ha recibido en este blog)).
   La pregunta clave es, “¿es realmente un resultado tan fácil y generalizable a cualquier dimensión y cualquier geometría?”, “¿en qué estructuras matemáticas se mantiene su veracidad y en cuáles no?”. Pues bien, este es un problema abierto que, incluso en dos dimensiones, tiene sus excepciones, como el caso de intentar la famosa `Cuadratura del Círculo´ mediante este teorema, es decir, cortando con tijeras en un número finito de pasos un círculo dibujado en un papel e intentar formar un triángulo que tenga la misma área. Para los más atrevidos ya les adelanto que no se puede… en la práctica, en la teoría, sí, aunque el uso y abuso del Axioma de Elección en la demostración teórica, es apabullante, así como la complejidad de utilizar para ello conjuntos que llamamos los matemáticos `no medibles´, es decir, no existe una medida aplicable al conjunto, ya sea ésta de Lebesgue o cualquier otra que podamos definir para dicho conjunto.
   Aunque he esbozado algunos conceptos matemáticos, no entraré en cuestiones más profundas sobre estos resultados porque, como ya he dicho en más de una ocasión en este blog, no pretendo aburrir al lector sino despertar su curiosidad y, más si cabe, sobre cosas que se pueden ver como las figuras dibujadas en un papel y el uso de tijeras, reglas y compás. Con todo y con ello, exhorto al lector a buscar información, si le interesa, sobre la axiomática de Zermelo-Fraenkel (ZF), el axioma de elección, la medida de Lebesgue, etc.
   Plantearle este resultado a cualquier niño de mente despierta es como plantearle el contenido de las entradas Pinta y Colorea o Si Dios Existe Se Llama Pi: puede que se desate la mente de un futuro genio a la vez que descubre cosas curiosas sobre las matemáticas con un simple papel, regla, un lápiz, unas tijeras y un compás, ¡quién sabe!