"El número. El descubrimiento de las leyes numéricas se hizo basándose en el error, que ya imperaba originariamente, de que hay muchas cosas idénticas (aunque de hecho no haya nada idéntico) o, al menos, de que existen cosas (aunque no existan 'cosas'). La mera noción de pluralidad supone que hay algo que se presenta repetidas veces; y aquí precisamente se da ya el error, pues estamos imaginando entidades y unidades inexistentes. Nuestras percepciones del tiempo y del espacio son falsas porque, si las examinamos consecuentemente, conducen a contradicciones lógicas. En todas las afirmaciones científicas utilizamos inevitablemente dimensiones falsas pero, como estas dimensiones son por lo menos constantes (como nuestra percepción del tiempo y del espacio, por ejemplo), no por eso dejan de ser totalmente exactos y seguros los resultados científicos en sus relaciones mútuas; podemos seguir utilizándolos hasta llegar a ese punto final en el que los supuestos fundamentales erróneos, esos errores constantes, entran en contradicción con los resultados, como en la teoría atómica, por ejemplo. Entonces nos vemos obligados a aceptar una 'cosa' o un 'sustrato' material, que recibe el movimiento, mientras que en todo el procedimiento científico se ha impuesto precisamente la tarea de reducir a movimiento todo lo que tiene un carácter de cosa (lo material); también aquí separamos con nuestra sensación el motor y lo movido, sin salirnos de ese círculo, pues la creencia en cosas se encuentra incorporada a nuestro ser desde la antigüedad. Cuando Kant dijo: "la razón no recibe sus leyes de la naturaleza, si no que se las prescribe a ésta", afirmó algo totalmente cierto respecto al concepto de naturaleza, que estamos obligados a ligar a aquella (naturaleza-mundo como representación, es decir, como error), pero que es la suma total de una multitud de errores de la inteligencia. A un mundo que no fuese una representación nuestra, no se le podrían aplicar enteramente las leyes numéricas: éstas sólo sirven en el terreno humano."
Nietszche, `Humano, Demasiado Humano´, 1878
Nietszche no es fácil de leer, pues requiere concentración y capacidad de análisis, hechos los dos también requeridos, curiosamente, por el método científico. La reflexión de El Número pertenece al libro referido arriba que engrosa la trilogía, aunque no nombrada como tal, que incluye 'Aurora', 'Humano, Demasiado Humano' y 'El Caminante y Su Sombra', escritos en pocos años y cuyos contenidos son similares, ya que tratan muy brevemente (desde algunos renglones a pocas páginas) sobre multitud de temas y reflexiones de Nietszche al respecto: la moral, la religión, la justicia, la ciencia, la crítica, la autocrítica, el bien, el mal, el perdón, etc. Filósofo polémico pero certero y muy concienzudo en su argumentario, no deja a nadie indiferente, por lo que voy a comentar por encima el párrafo anterior con una breve discusión al respecto.
Nietszche analiza le idea de las leyes de la naturaleza, las leyes físicas, desde el punto de vista del ser humano como ente no completo, por lo que la interpretación de aquellas por este humano son erróneas de base. Nos transmite el error que conlleva la subjetividad propia del ser humano con respecto a algo irracional, puesto que las leyes físicas, numéricas, son universales sean referidas al ser humano o no, es decir, están ahí sin que ningún ser vivo pueda intervenir para interpretarlas a su libre albedrío, esto es, la objetividad de las leyes de la naturaleza, ya que son inalterables por el hombre. Esto contradice lo expuesto por Nietszche, obviamente, pero él mismo deja entrever la sutíl ambigüedad de sus razonamientos al constatar que las percepciones del ser humano del espacio y del tiempo son falsas. A su favor diré que este escrito es de finales del siglo XIX y que no fue hasta principios del siglo XX cuando no se removieron los cimientos de la ciencia física con la teoría de la relatividad de Einstein, por lo que podemos dar un respiro al bueno de Nietszche.
Añade el concepto de punto material al que se le aplican teóricamente las leyes físicas que nos gobiernan, como algo sin valor pero con todo el valor (afirma que una 'cosa' material recibe únicamente el movimiento y que todo movimiento va a parar a una 'cosa' material) pero a su vez afirma separar "el motor de lo movido". Aquí incluye la razón, propia exclusivamente del ser humano, ser que, afirma, es erróneo en sí mismo, por lo que está queriendo introducir subjetividades en objetividades, argumento que no se debe emplear en el método científico, por tanto, en las leyer físicas. Además, reafirma a Kant y ensalza la razón por encima de todas las cosas habidas y por haber y ve la representación de la naturaleza como algo erróneo, concepto que viene de la apreciación de la naturaleza por parte del ser humano, es decir, de la visión de las cosas. Muy acertadamente, nombra la teoría atómica, comenzando en esas décadas, donde se demostró que las leyes macroscópicas no necesariamente se verifican en el contexto atómico y pone a esa teoría como ejemplo de claro error entre las hipótesis de partida y los resultados finales.
Más de 100 años después, la ciencia ha avanzado tanto que ya no se interpretan las leyes físicas que rigen el universo, porque se sabe que son objetivas, sin influencias externas, llámense propias del hombre, como afirma Nietszche. De hecho, su última frase de El Número es, hoy en día, claramente falsa y si Nietszche viviera en la actualidad, probablemente no la habría escrito.