Con este pequeño artículo de opinión trataré de comentar la
magnificencia de Dios. No es fácil tratar este tema por las connotaciones de
escalas de valores de cada persona respecto a la religión y lo que ello
significa a nivel general pero me parece contundente porque un título así suena curioso, ya
de entrada, y supongo que traumático para los
agnósticos-anárquicos-post-modernos porque, aunque lo nieguen, ven a Dios cada
día en todos los sitios aunque no lo quieran ver ni quieran que los domine. También
me llama la atención este tema porque es poco actual, lo cual me atrae ya que
todo lo actual es un tipo de moda y las modas son pasajeras y, además, no me
gustan las modas desde que se puso de moda salir del armario…
Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha basado su
existencia, de forma muy amplia, en recolectar comida, procrear, evolucionar,
convivir con sus semejantes (algo que no suele resultar fácil) y en la creencia
de un ser superior o varios, según las religiones, al que ha rendido culto y,
casi más, por miedo hacia él o ellos o por pedirle o pedirles favores, ha
matado a sus congéneres porque “era justo y necesario”. Maravilloso invento el
de la religión, ¿verdad? Aún así, Dios perdonaba al hombre, en las religiones
mayoritarias, hiciese lo que hiciese, algo que nunca he acabado de entender.
Por otro lado, y sin entrar en este terreno tan abrupto, he de decir que se
puede demostrar muy fácilmente y con el método científico, que todos vamos a ir
de cabeza al infierno y que además, el
infierno, el summum de todo mal donde todo ser sufre y sufrirá eternamente, se
expande cada vez más hasta que el hombre se extinga (claro ejemplo de puesta en
práctica de la Ley de Boyle). Al final de este artículo se desvela el
razonamiento.
Dichas estas breves pinceladas, afirmo que Dios existe y que
se llama Pi. El “si” condicional del título sirve para poner ese porcentaje de
duda en las mentes inquietas porque, como he dicho antes y a pesar de que la
religión es un invento del hombre, el mayor y mejor de la humanidad, Dios está entre los pobres mortales que pasamos sin pena
ni gloria por la vida del universo.
Si todavía sigues leyendo y no te has caído de la silla, ni
se te han derrumbado los esquemas de valores, ni deseas mi pronto deceso por
blasfemar, podrás averiguar lo que nos brinda cada día Dios:
-Dios y Pi son omnipresentes. Esto significa que están en
todas partes. Así de claro, conciso y extraño. Las leyes físicas que rigen
nuestros destinos se tambalean ante tan pavorosa afirmación. Pero que Dios es
omnipresente, lo dice La Biblia, esa novela de ciencia ficción tan maravillosa.
Curiosamente, el número Pi aparece implícitamente en La Biblia en Reyes 7:23-24
y en II Crónicas 4:2. El número Pi se conoce, más o menos, desde el 2000 a.c.
aunque no tenía ese nombre y era una idea poco clara en el sentido de que al
concepto se le han ido haciendo aproximaciones cada vez más exactas desde dicha
idea, sobre todo en la era computacional, pero los egipcios ya intuían que algo
de gran importancia se cumplía en relación al radio y la medida de un círculo,
es decir, la relación entre el radio y “cada vuelta” de una rueda, que es como,
supongo, que lo imaginarían hace cuatro milenios (siempre me referiré a
términos de la geometría euclídea sin entrar en otras geometrías). Está claro
que la rueda y la esfericidad de las cosas materiales existen desde que el
hombre es hombre y con anterioridad, es decir, desde el principio de los
tiempos así que el número Pi siempre ha estado ahí y en todas partes por lo que
ya tenemos la primera afirmación.
-Dios y Pi son omnipotentes (todopoderosos). Se afirma que
Dios tiene todo el poder imaginable y que es capaz de hacer o deshacer lo que
se le presente, hablando de las religiones monoteístas, las mayoritarias aunque
se podrían trasladar afirmaciones semejantes a las religiones politeístas
extrapolando a cada dios su campo. Está claro que sin el número Pi no existiría
la rueda como tal ni el hombre podría haber evolucionado, ni construido
máquinas, ni artilugios, no podría haber avanzado en medicina, en calidad de
vida, no podría haber llegado a la Luna ni a Marte (casi). El hombre no sería
lo que es sin esa comprensión del número Pi, es decir, Pi ha estado, está y
estará presente en todo lo que realice el hombre para evolucionar y, en
definitiva, existir. Así pues, Pi es también todopoderoso.
-Dios y Pi son eternos. El párrafo anterior ya ha dejado
claro que Pi es eterno respecto a la evolución del hombre y, por ende, del
universo y se afirma en La Biblia que Dios también lo es. Ya tenemos pues otra clara
analogía.
-Dios y Pi son infinitos. Este es un tema espinoso respecto
al número Pi. Evidentemente, Pi es un número irracional, es decir, no es
cociente de dos números enteros y, por tanto, tiene infinitas cifras decimales.
En otro momento hablaré sobre el concepto de infinitud y la existencia o no de
éste y cómo le afecta a nuestro universo actual. Pero, por lo pronto, nos
quedamos con que Pi tiene un número no finito de cifras decimales. Que Dios es
eterno en las religiones monoteístas no es ninguna novedad y es un concepto
claro y axiomático, quizás el que más de todos los que lo caracterizan. Una
nueva analogía ha sido probada.
Los conceptos de omniscente, creador, juez, protector, y
demás, relativos a la figura de Dios podrían no ser aplicados al número Pi
porque chocan con las ideas antagonistas de uno y otro. Por un lado, uno es
imaginado como personal, cercano, humano y el otro como impersonal,
elitista, abstracto, pero son características propias de Dios las descritas
arriba así como el número Pi tiene las suyas propias, muy interesantes: es
trascendente (complicado de demostrar y no entraré en eso), es la menor de las soluciones reales positivas de la identidad de
Euler, está involucrado en geometría, análisis, probabilidad, relatividad de
Einstein, corriente eléctrica, leyes de Kepler y muchos más campos. Son
características propias de cada uno, así como las podemos tener las personas
dentro de una globalidad que nos identifica como distintos pero iguales.
Con estas pequeñas afirmaciones he tratado de acercar el
concepto de Dios y el del número Pi de una forma coloquial, sin entrar en
muchos detalles sobre uno u otro. Para más información sobre Pi pinchar en este
enlace.
Prueba de que el infierno se expande: para cualquier
religión existente, los individuos que no pertenecen a ella son unos infieles e
irán, irremediablemente, al infierno. Como la mayoría de las religiones impiden
ser de otras religiones, es decir, si eres cristiano no puedes ser musulmán o
budista, por citar las religiones mayoritarias, siempre hay personas que son
infieles respecto a alguna religión por lo que irán al infierno. Así pues,
todos iremos al infierno, hagamos lo que hagamos. Con este razonamiento, el
infierno se ha ido llenando de almas desde que existen las religiones. La ley
de Boyle afirma que si a un sistema en equilibrio se le añade energía o
materia, dicho sistema se expande y viceversa, si a un sistema en equilibrio se
le extrae energía o materia dicho sistema se contrae. Así pues, si consideramos
al infierno como un sistema en equilibrio y siempre se está llenando de almas
pecadoras, tenemos la prueba de que el infierno se expande indefinidamente
hasta que las religiones se extingan o hasta que el hombre deje de existir en
el Universo. Entonces, cabe la pregunta, ¿existe el Cielo? Si suponemos que el
cielo es lo contrario al infierno, la respuesta es afirmativa pero, por lo
visto en este párrafo, está vacío de almas. Solo está Dios de brazos cruzados…