Deberíamos fijarnos más en este tipo de personas pues su
historia es la de un luchador como pocos. John Ferrier fue un tipo duro, de los
que ya no quedan. Duro en el sentido de que aguantó viento y marea y supo
aprovechar la oportunidad cuando se le presentó pero sin contradecir sus
férreos principios morales. Fue el último de su especie en la insana aventura
del oeste americano que casi le cuesta la vida. Pero sobrevivió y se convirtió
en poco tiempo en un adinerado granjero, dueño de grandes extensiones de
terreno fértil. Este cambio tan radical se produjo con una sola condición que
cumplió fielmente. De haber seguido su destino llamado por la “fiebre del oro”,
quién sabe cuál hubiera sido su final. Sin embargo, intuyó que echar raíces le
favorecería como así fue aunque por poco tiempo.
Trató con gente ruda y desconfiada pero su carisma y
rectitud le llevaron al éxito personal. Quisieron obligarle a hacer algo en
contra de su voluntad y no lo consiguieron. Su capacidad resolutiva contra una
violenta comunidad que le amenazó con la muerte, resultó decisiva pero una
mísera bala en inferioridad de condiciones acabó con su excitante vida. Los
buenos siempre pierden…
Nota: John Ferrier es un personaje ficticio que aparece en
“La Llanura de Álcali”, en la segunda parte de “Estudio en Escarlata” de sir
Arthur Conan Doyle.