sábado, 7 de marzo de 2015

Solo los Ángeles Vuelan Más Alto

   Ningún record del mundo de atletismo me ha conmovido más que el que relato a continuación. El salto de altura requiere fuerza, agilidad y técnica a partes iguales y encierra una complejidad elevada aunque no es la especialidad más complicada (el salto con pértiga y el lanzamiento de peso, martillo o disco son más técnicos). Si una persona normal intentara saltar un artefacto (en atletismo se denomina “artefacto” a todo aquello que se usa para cubrir una marca: son artefactos el listón, la pértiga, el peso, las vallas, la jabalina, el testigo en la carrera de relevos, etc) que iguale su altura, le resultaría complicado e incluso alturas inferiores. Entonces, para saltar, sin más ayuda que la fuerza y la técnica, un artefacto situado a 50 centímetros por encima de su altura, los requerimientos serán excepcionales y se han de poseer unas cualidades físicas sobrehumanas, sin ninguna duda.
   El atleta cubano Javier Sotomayor estableció el record mundial, totalmente inalcanzable hoy en día, el 27 de julio de 1993 en Salamanca, en la cifra mágica de 2,45 metros (Sotomayor mide 1,95 m) arrebatándoselo a un sueco por 3 centímetros, en una tarde calurosa pero sin viento, en el segundo intento. Y este es mi pequeño homenaje.
   Gracias al prodigio actual que supone internet y, en particular, al canal de vídeos Youtube, se puede visualizar las veces que se quiera el vídeo (mejor quitar el sonido, los comentarios no aportan ningún dato relevante) de aquella gloriosa tarde que, un servidor, vio y se emocionó en directo.
   La historia del atletismo está llena de marcas memorables, algunas incluso de la década de los 80 que aún hoy no han sido superadas a pesar de las técnicas mejoradas, pero creo que la visualización del salto de altura de Sotomayor es como las buenas películas: no importa las veces que se vea, siempre es como la primera vez, vibrante. Exhorto al lector a que no deje de ver el vídeo porque no se arrepentirá. Primero realizaré una breve narración desde mi punto de vista y después proporcionaré el enlace del vídeo.
   La concentración es máxima porque el cubano sabe que puede hacerlo y lo va a hacer. Esa es la actitud. La mirada perdida, absorto en sus pensamientos que no son otros que realizar el salto para el que nació. Se toma su tiempo, todo está a su favor, lo visualiza en su mente, lo reflexiona, casi lo mastica. El recorrido, las zancadas, la batida y la técnica por encima del listón, todo ha sido analizado y procesado por Sotomayor. Comienza la carrera que le llevará a la gloria con una zancada potentísima, de atleta super élite, parece que flota en cada pisada, todo está medido al milímetro y, nada más comenzar el recorrido, se palpa esa sensación de que algo grande va a suceder, algo realmente excepcional.

   La llegada al punto de máxima velocidad y fuerza, la última pisada, es el punto crítico de todo el salto y, quizás, la parte más débil, si es posible encontrar alguna, de este maravilloso record puesto que parece que muestra un atisbo de duda en esas últimas zancadas más cortas, pero llega el último pisotón que catapulta al cubano como si fuera un auténtico misil y estira todo su cuerpo grácilmente, como desperezándose a la conquista del cielo, su destino. Y sube y sube y arquea la espalda como si deshuesado fuera su cuerpo y roza el listón y se tambalea pero sus piernas dan el golpe de gracia con una fuerza inimaginable y supera los 2,45 metros de altura con el artefacto moviéndose pero con la seguridad de que no llegará a caer de sus apoyos. La alegría se desata y dicho record será muy difícil que haya otro atleta que logre siquiera igualarlo. Mejor miradlo y admiradlo.