sábado, 19 de noviembre de 2016

Un Poco de Infinito



   El infinito, lo infinito, infinitud… Un concepto tan abstracto como práctico, y no me refiero ni me referiré al concepto filosófico que ya ha sido tratado por infinidad (parafraseándome a mí mismo…) de filósofos destacando a Descartes o Kant. Infinidad numerable, como diría un antiguo profesor mío… que, la verdad, no sabía muy bien de lo que hablaba.
   La parte no filosófica del concepto, es decir, la parte científica, también ha sido ampliamente tratada por incuestionables mentes privilegiadas como Euclides, Einstein o Hawking y, esta parte científica, rechaza, como no podía ser de otra manera, la sinergia entre infinito y Dios, cualquier dios, porque ahí se entra en un intangible como es la fe, propia de cada persona, y la ciencia está por encima de subjetividades.
   ¿Qué puede ser infinito y qué no puede serlo? Teniendo en cuenta que es un concepto negativo, con todos los “males” que eso conlleva (infinito se define como todo lo que no es finito) y trayendo un poco a colación la entrada anterior `Silencio´ o la entrada `El Frío No Existe´ (buscar en el blog…), se podrían plantear algunos conceptos sustantivos como posibles candidatos a cumplir esa definición tan engorrosa como, por ejemplo, el tiempo, el espacio, los números (¿cuáles?, ¿todos?, ¿algunos?), dejando de lado, como ya he comentado, la parte filosófica.
   Está claro que los conjuntos de números sobre los que se basan la matemática y la física son infinitos por el simple hecho de que siempre existe un número mayor del planteado, ya sea un número real, natural, primo, entero, complejo, de Mersenne, racional, irracional,… cualquiera, porque se construyen así precisamente y porque se basa esa construcción en la axiomática ZF+C, teniendo en cuenta que existen distintos tipos de infinito relacionados con esta parte púramente técnica. La “C” se refiere a Axiom Choice, el axioma de elección, que tantos dolores de cabeza ha traído y trae por la cuestión de la elección sobre conjuntos de infinitos elementos: ¿cuál elijo de entre las infinitas posibilidades?, ¿por qué ese y no otro?
   El espacio es un sustantivo que se presta a la infinitud porque, desde el Big Bang, se está expandiendo teniendo en cuenta la constante de Hubble (es positiva, por lo que el universo no se contrae desde la explosión inicial) pero la ciencia actual no puede despejar la duda sobre su infinitud o no, es algo que se escapa a los límites del ser humano y, no por eso, se puede afirmar lo contrario, evidentemente.
   El tiempo es otro sustantivo que no puede medirse, con la ciencia actual, en términos de finitud o infinitud aunque Einstein consiguió de forma brillantísima relacionarlo con la materia, obviamente finita. Tampoco se sabe con certeza absoluta si el tiempo es lineal ni se puede afirmar lo contrario. Son cuestiones que se escapan al entendimiento de las leyes físicas actuales.
   Con estas brevísimas pinceladas, la idea de infinito, ya sea como sustantivo o como adjetivo, implica la actuación del ser humano en un entorno para el que no fue concebido, es decir, el ser humano no ha logrado contestar ciertas preguntas básicas sobre el entorno de su existencia, ya sean físicas, palpables o abstractas como la infinitud porque no es, precisamente, un ente abstracto, no es un meta-ser que podría usar meta-lenguajes que resolvieran dichas cuestiones, tanto las meramente físicas y de existencia como las filosóficas.