domingo, 23 de noviembre de 2014

Media Maratón del Bajo Almanzora: Tienes Que Hacerla

   En su momento (aquí) dije que dejaba el mundillo de las competiciones salvo aquellos casos que considerara muy excepcionales como el que nos ocupa.
   La media maratón del Bajo Almanzora es, de todas las que conozco, la de más diverso recorrido. Para mí ha sido un descubrimiento muy grato. En 21k tenemos ramblas pestosas con arena que no te deja ni andar, un par de cuestas de las que da miedo mirar hacia arriba, pista de tierra ideal para acelerar, bajadas pedregosas y fuertes y, cómo no, asfalto liso, llano, totalmente recto, puro y duro. Al final, y a pesar de las posibles dificultades, cuando menos te lo esperas estás llegando a meta por lo que el aburrimiento está totalmente descartado. Este recorrido transcurre por las cercanías del pantano del Almanzora, ese que aparece en Google Earth con un indalo y donde se celebraron, en aquel lejano 2005, las pruebas náuticas de los Juegos del Mediterráneo que tuvieron su sede en Almería (en la media maratón disputada con motivo de esos juegos ganó Gebrselassie). La carrera no es circular y la organización pone un bus para llevar a los participantes a la salida. Por el motivo de su celebración, no es una carrera competitiva aunque los primeros se llevan su trofeo y, en la plaza del pueblo, se monta una comilona al acabar que me río de algunas carreras de renombre mucho más caras.

   Lo importante de esta carrera es que todo lo recaudado se destina a la lucha contra el cáncer. TODO LO RECAUDADO. ¿Qué quiere decir esto? Que el ayuntamiento de Cuevas del Almanzora, y todo el pueblo en general, se vuelcan con esta prueba. ¿Quién no da 12 míseros euros para esta causa (10€ con preinscripción aunque casi todos los participantes preferimos pagar un poquito más en la inscripción la misma mañana antes de la carrera)? Aún así, es difícil encontrar información previa sobre la carrera en las webs especializadas. La razón es que el transporte hacia la salida lo paga la organización, es decir, el ayuntamiento y, cuantos más participantes, más gasto y es comprensible que no se les dispare ese gasto. Por mi parte, estaría encantado de pagar 20€ o más para participar en esta carrera. Desde hace tiempo quería hacerla, y más por mis motivos personales, tomando conciencia de que el cáncer siempre ha vapuleado a mi familia con bastantes casos, así que era motivo más que suficiente como para considerar esta competición como excepcional en el calendario.
   Ya puestos en marcha, salimos a correr con algo de retraso y cuento, así por encima, menos de 50 corredores y otros tantos ciclistas (sobraban plazas en el bus), que salían momentos antes que los corredores. Una lástima la corta participación pero, por lo comentado en el párrafo anterior, es comprensible. El problema de que salgan los ciclistas con muy poco tiempo de distancia (el tiempo también mide distancias, sí) es que, al llegar las cuestas fuertes, los corredores comenzamos a adelantarlos pero en las bajadas es al contrario por lo que hay que tener cuidado con los giros y los cambios de un lado al otro del ancho del terreno pero enseguida me di cuenta de que los ciclistas nos respetaban mucho y les devolvíamos la atención, teniendo en cuenta el motivo de celebración de esta carrera, un dato que considero muy positivo porque, por lo menos por donde salgo a correr, los ciclistas y los corredores no nos llevamos nada bien…
[[Añado este espectacular vídeo de los chicos ciclistas que se lo pasaron en grande. El que escribe aparece varias veces, camiseta naranja de tirantes]]

   Comenzamos por una rambla de arena pestosa que dificulta mucho el avance rápido y dura unos 4k y, en seguida, nos desviábamos hacia la montaña por pista con un continuo sube y baja duro, del que se pega a las piernas y un par de cuestas dignas de mención. Me encontré muy bien en este ambiente y dejé atrás a mis acompañantes y comencé a adelantar a corredores. Regulé bien el esfuerzo sabiendo que el asfalto al final podía ser mi hundimiento. El paisaje es espectacular pero el pantano no destacaba por su abundancia de agua. Las bajadas eran fuertes y comencé a tener el infame dolor en la rodilla que me atormenta incluso durmiendo por las noches. Casi sin aparentarlo, el desnivel acumulado se hizo evidente en la última bajada y en el enlace con los últimos 7k de asfalto, mal asunto para mí el asfalto.
   Después de un suave enlace de curvas, ya en asfalto, con ligera pendiente descendente, llegamos a una recta larguísima, de las que no se ve el final, lisa, llana, con viento de cara y, como temía, la rodilla me daba  latigazos de dolor y, en el 18k, a falta solo de 3k para la meta, tuve que parar para masajear la zona porque el dolor se me hacía insoportable. No miré el crono pero seguro que perdí más de 5 minutos en ese lance. Iba bien de cardio y de respiración (a pesar de mi problemilla de corazón) pero tuve que parar para aliviar un poco la rodilla. Cuando reanudé la marcha, estaba a las puertas del pueblo y quedaba el callejeo (hay) pero se me hizo corto y con un dolor soportable y entré en meta con 1h44, buen tiempo, a mi criterio, sabiendo el recorrido e incluyendo la parada no prevista en el 18k.
   El crono fue lo de menos teniendo en cuenta el motivo de hacer esta carrera. A destacar el trato de las señoras voluntarias que nos inscribieron y que nos trataron como reyes en meta, interesándose por todos y cada uno de los participantes, algo absolutamente excepcional. La participación de las chicas se vio reducida solo a una participante, una pena. También destacar la bolsa del corredor con camiseta técnica, agua, Aquarius y 3 piezas de fruta, ¡fantástico!

No hay clasificaciones ni importan, simplemente había que ir, aportar el granito de arena y tratar de disfrutar al máximo y, en mi caso, procurar no agravar las lesiones previas. El año que viene repito seguro.