sábado, 25 de octubre de 2014

¿Vergüenza Ajena?

   No me gusta escribir sobre aspectos o situaciones actuales y alguna vez he dado las razones por las que no lo hago pero, hace muy pocos días, vi en televisión una escena que me pareció, cuanto menos, curiosa aunque rayando en lo absurdo y, por supuesto, una escena para sentir vergüenza ajena. Paso a relatarla de forma general para no aburrir en demasía y después realizaré el conveniente y breve comentario.
   Se debatía algo aburrido en el Congreso de los Diputados, ese que nos representa a todos y a todas en democracia y donde, se supone, sus señorías son personas educadas, cultas y con dedicación a la sociedad.    Presidía la presidenta suplente y estaba en la tribuna un parlamentario que reclamaba para la Comunidad Valenciana algún ajuste presupuestario y, ni corto ni perezoso, sacó un pan y lo partió por la mitad escenificando gráficamente su propuesta. Ante esa situación entre hilarante y vergonzosa, la presidenta le recriminó, textualmente, que se ciñera a su discurso y que no "hiciera payasadas". El parlamentario acabó su alocución y volvió a su tribuna. Lo siguiente en la noticia dada en televisión fue que dicho parlamentario, en algún adalid que permite tomar el turno de palabra para dirigirse a la presidencia, le recriminó a la presidenta sus palabras y dijo que se sentía ofendido por haberle llamado “payaso” y que llevaría a cabo las acciones parlamentarias legales pertinentes. Todo quedó en un escrito dirigido al presidente titular al día siguiente relatando la escena.
   Se nota que este parlamentario no sabe lo que es un payaso. Y se nota mucho. Tengo dudas al respecto sobre si la presidenta de turno tiene conocimientos o no sobre lo que es hacer payasadas aunque, sinceramente, reconozco que no aparentaba negatividad en su forma de regañar al parlamentario, simplemente le recriminó algo que parecía absurdo y que no encaja en una reivindicación formal en la tribuna de oradores. No entro a valorar dicha reivindicación, solo la escena en sí.
   Exhorto pues a este parlamentario, y de paso a la presidenta de turno, por si acaso, a que se informen de lo que es ser un payaso y de dónde viene el concepto, para lo cual, podrían leer mi entrada “Pagliacci” (aquí), sin necesidad de buscar en otros sitios de internet.

   Antes de sentirse insultado por una expresión que lo que debería provocar es orgullo, hay que leer, culturizarse y empaparse de conceptos que están ahí pero que, tratando de aparentar, no se obtienen, y menos siendo un parlamentario que representa al pueblo, de ahí lo de sentir vergüenza ajena, al menos por mi parte.